martes, 24 de marzo de 2009

El vademécum de las cosas que sentí

El fin de semana que pasó estuve en la fiesta de cumpleaños número 40 de Piero Solari, el hijo de Reinaldo, dueño de las tiendas Falabella. Pese a todo su poder, a pesar de toda su dominación, o, en realidad, por lo mismo, la ordinariez los sobrepasa.

Me sentí, en todo momento, en las siguientes situaciones…

Como cuando alguien bota desde la ventanilla de un auto un papel a la calle.
Como cuando un conductor se saca los mocos en la espera del verde del semáforo. Como cuando el “guatón romo” se cortaba las uñas de los pies sobre la mesa en la cual cenaban sus camaradas.
Como cuando hay una 4x4 en un taco en la alameda.
Como cuando la empleada es puertas adentro.
Como cuando las casas tienen alarmas, rejas, perros, guardias y cerco eléctrico (todo al mismo tiempo)
Como cuando trabajo por dinero.
Como cuando todos los cobardes alegan por el transporte, las AFP, la educación y todo lo institucional que está impuesto y que dejaron que lo impusieran.
Como cuando compiten a ver quien la tiene más grande.
Como las pastillas del abuelo.
Como cuando don Reinaldo (Solari) contaba que en Italia vivió de las limosnas.
Como cuando a los niños les dan dinero intentando demostrar lo mucho que los quieren.
Como cuando alguien se siente alguien por haber estudiado algo.
Como los bronquios del minero.
Como un beso sin lengua.
Como el comandante frente al matarife
Como diría el maestro… como la menopausia de una mujer fatal.

3 comentarios:

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