miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los esclavos "libres"


Los esclavos son muy especiales.
Los esclavos no queman los micros y cuidan sus trenes.
Los esclavos donan sus chauchas por caridad y ¿quién se compadece de ellos?
Los esclavos trabajan, día a día, algunos, noche a noche, hasta que ya no le sirvan a la maquinaria y llegue su hora de jubilar, un paradójico júbilo.
Los esclavos le dan sentido a su vida, aman, odian, ríen, sobre todo ríen.
Los esclavos celebran sus fiestas, como si hubiese algo que celebrar, como si la esclavitud fuese celebrable, como si la vida no fuera muerte, se divierten olvidando su esclavitud.

Los esclavos hacen esto y lo otro, se ocupan. Los esclavos tienen miedo de vivir, no quieren por no querer, no son capaces de darse a la vida, de darse la vida.

Los esclavos le dan la espalda a la posibilidad de su propia liberación porque la libertad, la verdadera libertad, no es ningún manjar. Esta es macabra, es tan triste que el esclavo prefiere seguir siendo esclavo.


Los esclavos, cuando se dan cuenta que son esclavos, visitan al psiquiatra para poder seguir anesteciados, tranquilos, seguros.

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