martes, 30 de diciembre de 2008

Arena Pública


Publicar en Arena Pública es hacer público mis arenosos pensamientos, mostrar de manera más calmada, seria y trabajada ciertas ideas que de cuando en cuando se dejan ver. Utilizar esta plataforma de opinión, con infinitamente más respaldo que Para Leer Antes de Dormir pues detrás se encuentra una institución de educación superior (¿existe la educación inferior?), permitirá llegar a otros lectores y, espero, abrir nuevas ventanas para conocer otros paisajes. Llegar a este arenal, para dejar la sangre en él, es la oportunidad para continuar revolcándome, haciendo malabares, toreando, fabricando castillos, ocupando, desde la palabra, el espacio con una sociología insolente y burlona.

Agradezco la oportunidad a Luisa Bustamante (RM), Jordi Berenguer y a la edición de la Arena por dejar que este Joven Aprendiz de Pintor deslice su espátula sobre ese arenoso lienzo. Y sobre todo agradezco a Valeria Hevia que con su infinita compañía y paciencia contribuye a mi ser-siendo. Su frágil sensibilidad y capacidad de oír, criticar y hacerme dudar complementan, siempre, toda buena lectura.


Para leer artículo:

http://noticias.uarcis.cl/index.php/arena-publica/100-politica/671-neoliberalismo-y-democracia

jueves, 4 de diciembre de 2008

Café & Cigarrillos


¿La cuenta señor? –me preguntó-

El negro café me impregnaba de su amargura. El parque, los autos, la gente que camina sin detenerse, el cigarrillo que, igualmente, se consume en el cenicero plateado, la iglesia, esas campanas que no han parado de sonar en estos últimos dos segundos, eternos y confinados segundos que no se repetirán, que no son ni serán.

¿Por qué no termina de amanecer de una vez?, el frío me duele y siempre me ha dolido y sin embargo me gusta mucho más que el calor –porque el calor arde-. Tomarse un café con esos malditos 12 grados y una sensación térmica de menos 1000 es impagable, la llovizna que acosa a los caminantes que se mueven al rimo del talán de las campanas y esa maldita-bendita combinación de café y cigarrillos que te amarga el alma a cada sorbo y te mortifica a cada bocanada, que me devuelve la vida mal acompañándome en cada amanecer.

Por favor –le contesté-

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Los esclavos "libres"


Los esclavos son muy especiales.
Los esclavos no queman los micros y cuidan sus trenes.
Los esclavos donan sus chauchas por caridad y ¿quién se compadece de ellos?
Los esclavos trabajan, día a día, algunos, noche a noche, hasta que ya no le sirvan a la maquinaria y llegue su hora de jubilar, un paradójico júbilo.
Los esclavos le dan sentido a su vida, aman, odian, ríen, sobre todo ríen.
Los esclavos celebran sus fiestas, como si hubiese algo que celebrar, como si la esclavitud fuese celebrable, como si la vida no fuera muerte, se divierten olvidando su esclavitud.

Los esclavos hacen esto y lo otro, se ocupan. Los esclavos tienen miedo de vivir, no quieren por no querer, no son capaces de darse a la vida, de darse la vida.

Los esclavos le dan la espalda a la posibilidad de su propia liberación porque la libertad, la verdadera libertad, no es ningún manjar. Esta es macabra, es tan triste que el esclavo prefiere seguir siendo esclavo.


Los esclavos, cuando se dan cuenta que son esclavos, visitan al psiquiatra para poder seguir anesteciados, tranquilos, seguros.